Pánico y agorafobia

Crisis de angustia o ataques de pánico y agorafobia

Los ataques de pánico o crisis de angustia se caracterizan por la aparición súbita de aprensión, miedo, terror, acompañados de síntomas fisiológicos muy intensos y desagradables. Y la agorafobia se caracteriza por la aparición de ansiedad en lugares o situaciones donde escapar o alejarse del lugar o situación puede resultar difícil si e aparece en ese momento un ataque de pánico.

Los ataques de pánico los provocan situaciones o sensaciones corporales muy concretos, como puede ser entrar en el local en el que va a llevarse a cabo un concierto o en la cola del autobús. En estas situaciones pueden aparecer pensamientos del tipo ‘me va a dar’, ‘no lo voy a soportar’, los cuales facilitan la aparición inmediata de síntomas físicos. Al no poder soportar la situación por el exceso de síntomas físicos (taquicardia, ahogo, etc) se acaba abandonando el lugar o situación.

Los ataques de pánico pueden aparecer en la calle, al regresar a casa después de un día agotador, o a partir de pensamientos que anticipan el pánico. Por ejemplo, al regresar a casa, donde previamente ya se ha sufrido un ataque de pánico, pueden aparecer pensamientos anticipatorios del tipo ‘¿y si me da otra vez?’

Progresivamente, el ataque de pánico que empezó sufriéndose en una cola, o en un cine, puede generalizarse a otros lugares o situaciones parecidos. Si sólo se sufren ataques de pánico, las situaciones que se temen son la presencia de determinados sensaciones corporales o físicas, y progresivamente va extendiéndose el temor a otras sensaciones, lo que contribuye a que aparezca cada vez más instaurado en la vida de quien lo padece un comportamiento de autovigilancia.

 

Prevalencia y curso en la población de este trastorno

Los ataques de pánico o crisis de angustia constituyen un trastorno bastante frecuente que afecta con más frecuencia a las mujeres. Se calcula que entre el 1,5 y el 3,5% de la población puede sufrir este trastorno, aunque se ha descrito que hasta un 9,3 % de la población general puede presentar alguna crisis aislada a lo largo de la vida. Durante un mismo año lo sufrirá 1 o 2 de cada 100 habitantes. Entre un tercio y la mitad de ellos presentará además síntomas agorafóbicos. Lo más frecuente es que aparezca entre los 20 y los 45 años. Hay personas que presentan además agorafobia con un grado variable de intensidad. La mayor parte de personas que lo sufren pueden tener una vida relativamente normal a pesar de mantenerse las crisis. En otras, la sucesión de repetidas crisis puede llegar a alterar al individuo y modificar de manera significativa sus hábitos cotidianos.

 

Síntomas característicos de los ataques de pánico

Entre las características comunes del trastorno se encuentra la preocupación sobre las consecuencias que las crisis pueden tener sobre la salud física. Las crisis de angustia pueden aparecer de forma aislada sin otra sintomatología asociada, pero también pueden coexistir con otros problemas emocionales como pueden ser la depresión, fobias (miedos extremos a situaciones normales) u otros. Las crisis de angustia, ya sean espontáneas o asociadas a una situación o lugar, surgen a partir de una interpretación falsa y equivocada de algunas sensaciones corporales. Por ejemplo, interpretar como un infarto inminente el aumento de las pulsaciones del corazón, o dificultades para respira como señal de muerte por asfixia. De esta forma una sensación corporal se asocia a un pensamiento catastrofista de forma automática.

Algunas de las sensaciones corporales más frecuentes son:

– Latidos de corazón – Calor/frío relámpago
– Nauseas – Temblores
– Pinchazos en el pecho – Miedo de morir
– Irrealidad – Sudores
– Falta de respiración – Miedo de volverse loco
– Entumecido/Picazón – Sofoco
– Mareo – Miedo de perder el control

 

Tratamiento psicológico

El tratamiento psicológico se centra en la valoración y modificación de creencias erróneas asociadas a los ataques de pánico y situaciones ansiógenas junto a la exposición o mantenimiento en las situaciones que provocan el pánico sin escapar y sin conductas de seguridad. Algunas de las creencias más importantes se relacionan con el miedo a sufrir un infarto, a desmayarse, a perder la cabeza o volverse loco, a ahogarse. Se trata de proporcionar explicaciones alternativas a las intensas sensaciones corporales que aparecen durante los ataques de pánico. En relación a la exposición, podríamos afirmar que hay una regla básica, que es intentar permanecer y no abandonar una situación determinada hasta que el temor haya pasado.

Según una Revisión reciente del grupo Cochrane, tanto el tratamiento combinado como la psicoterapia sola pueden ser el tratamiento de primera línea para el trastorno por pánico con o sin agorafobia. En Furukawa TA, Watanabe N, Churchill R Psicoterapia combinada más antidepresivos para el trastorno por pánico con o sin agorafobia (Revisión Cochrane traducida) La Biblioteca Cochrane Plus, número 3, 2007. Oxford, Update Software Ltd.