Estrés postraumático

Trastorno de estrés postraumático

Es un trastorno de ansiedad y de regulación emocional que surge a partir de la experimentación de un suceso o sucesos traumáticos, y supone la re-experimentación de acontecimientos muy traumáticos (por ejemplo con recuerdos recurrentes o pesadillas), la aparición y mantenimiento de síntomas debidos al aumento de la activación  (alteraciones del sueño, irritabilidad, sobresaltos, problemas de concentración y/o hipervigilancia) y conductas de evitación de las situaciones traumáticas (lugares, personas, etc); se realizan grandes esfuerzos para evitar pensar en ello, o de situaciones que provoquen recuerdos sobre el trauma.. El trastorno de estrés postraumático puede producirse a raíz de traumas personales (por ejemplo violación, guerra, desastres naturales, abuso, maltrato, accidentes serios o cautiverio) o por haber presenciado o saber de un acto violento o trágico, siempre que la sintomatología supere los dos meses tras el trauma. Quien lo sufre puede tener episodios que pueden durar hasta días en que revive algunos aspectos del suceso, o puede manifestar un comportamiento como si estuviera en el trauma.

Este trastorno produce un deterioro de la actividad social de quien lo padece o de áreas importantes (relaciones sexuales, funcionamiento socio-laboral, etc).

 

Prevalencia en la población de este trastorno

Entre el 2 y el 9 por ciento de la población tiene cierto grado del trastorno. No obstante, la probabilidad de sufrirlo es mayor cuando la persona se ve expuesta a múltiples traumas o a eventos traumáticos durante su niñez y adolescencia, especialmente si el trauma dura mucho tiempo o se repite. Se ven más casos de este trastorno entre la población joven de las ciudades y entre personas que han inmigrado recientemente de países en donde han habido problemas. Parece ser que las mujeres sufren más del trastorno de estrés postraumático que los hombres.

En Estados Unidos se estima que las tasas de prevalencia alcanzan el 8% de la población adulta. La Asociación Americana de Trastornos de la Ansiedad indicaron que del 15 al 30 por ciento de los excombatientes en la guerra de Vietnam han sufrido un trastorno de estrés postraumático.

 

Síntomas característicos del Estrés Postraumático

Un trauma es una experiencia que causa muchos problemas emocionales. En el momento que inmediatamente posterior al trauma la mayor parte de personas tienen los síntomas del estrés postraumático. La mayor parte de personas tienen problemas pocos días o semanas después del trauma, aunque la mayoría tienden a experimentar mejorías después de los tres primeros meses. Los síntomas más característicos son la presencia de temor, desesperanza y horrores intensos, aunque la respuesta tiende a ser diferente en cada persona que lo padece. Con el tiempo, se produce una mejora natural en muchas de las personas y no se les diagnostica de estrés postraumático. En algunas personas parece que algo ha obstaculizado el proceso natural de su recuperación.

Los síntomas que podemos agruparlos en tres categorías:

  • Re-experimentación del acontecimiento traumático: Pueden aparecer pensamientos relacionados con el trauma y no deseados, como pueden ser recuerdos o  flashbacks (imágenes o recuerdos recurrentes e intensos ). Los recuerdos pueden producirse por algo del entorno, o cuando no hay nada que recuerde el acontecimiento; muchas veces aparecen al intentar conciliar el sueño, al relajarse, al aburrirse. Las pesadillas también son muy frecuentes. Estos síntomas ocurren porque una experiencia traumática es tan impactante y tan diferente de las experiencias cotidianas, que no cabe en tu concepción sobre el mundo. De este modo, para comprender qué fue lo que ocurrió, tu mente guarda recuerdos, como si intentara digerirlo y adaptarse a ello. Se puede actuar o sentir como si el acontecimiento traumático estuviera ocurriendo.
  • Síntomas relacionados con la activación: aparecen emociones intensas al recordar el suceso traumático, y reacciones físicas. Es frecuente la aparición de sobresaltos, sensación continua de intranquilidad, problemas para la concentración, irritabilidad y alteraciones en el sueño (insomnio, o bien para conciliar el sueño o para mantenerlo). Puede producirse un estado casi permanente de alerta y vigilancia
  • La evitación de recuerdos del suceso (p. ej., lugares o personas relacionados con el trauma, programas de televisión, leer el periódico, ver las noticias). Una reacción normal a los recuerdos intrusivos es empujarlos fuera de uno mismo. Es una forma de procurar el control del dolor emocional relacionado con el trauma. Otra forma de reducir el malestar es intentar ignorar los pensamientos y sensaciones negativos. Pueden evitarse o escaparse de ciertos sonidos, imágenes u olores si recuerdan el acontecimiento. Algunas veces no puede recordarse lo que ocurrió, o una parte de ello. Algunas veces las personas se sienten paralizadas y se aíslan del mundo que les rodea, facilitando una sensación de amnesia emocional, es como si se viera el mundo a través del fondo de un vaso. Con esto se disminuye el miedo, pero también la experimentación de emociones agradables.

No es extraño que se presenten síntomas de depresión y/o ira. La ira se experimenta no sólo con la persona o agentes que están en el origen del trauma, sino también con el resto de personas. Por otro lado, la depresión es también una reacción común a la experiencia traumática. Puede manifestarse como estado de ánimo bajo, tristeza, desesperanza. Es posible que se llore con mayor frecuencia.

Puede perderse el interés por las relaciones sociales y actividades. Pueden aparecer ideas de suicidio.

 

 

Tratamiento psicológico

El tratamiento se centrará en los siguientes puntos:

  • En primer lugar se trabaja con la culpa y vergüenza. Muchas personas se sienten culpables por las cosas que hicieron o que no hicieron para sobrevivir. (Por ejemplo, algunas mujeres víctimas de violación creen que ellas deberían haber luchado contra el asaltante y se sienten culpables por el asalto. Otras piensan que si no se hubieran defendido, no habrían sufrido daño).
  • Trabajo con las emociones, creencias y pensamientos: después del trauma se tiende a pensar que el mundo es un lugar peligroso e incontrolable, se elaboran interpretaciones negativas sobre uno mismo que afectan a la autovalidación personal, y aumenta la sensación de vulnerabilidad, lo que puede afectar de forma considerable a las actividades cotidianas. El trabajo en estas áreas ayuda a evaluar de forma más realista las situaciones. El tratamiento psicológico se centra principalmente en los siguiente:
    • Elaboración y re-estructuración de los recuerdos del o los sucesos traumáticos. Se trata de ayudar a reconocer y modificar lo que uno se dice a sí mismo; es decir, los pensamientos e interpretaciones sobre el suceso que pueden haberse automatizado. Además, esas creencias y autoafirmaciones afectan al estado de ánimo y al comportamiento.
    • Ayudar a identificar la relación entre los pensamientos y cómo influyen en lo que se siente, así como ayudar a cambiar las creencias que interfieren en el proceso de recuperación y que configuran lo que llamamos puntos de estancamiento, los cuales se relacionan con las siguientes áreas: seguridad, confianza en unos mismo y en los demás, sensación de poder y control en las relaciones con otros, autoestima y estima de otros, y problemas en las relaciones más íntimas.

En el número 2, 2006. Oxford, Update Software Ltd. De La Biblioteca Cochrane Plus, se publica una revisión sistemática de los ensayos controlados aleatorios de todos los tratamientos psicológicos excepto la desensibilización y reprocesamiento del movimiento ocular de acuerdo con las guías de la Colaboración Cochrane (De La Biblioteca Cochrane Plus, número 2, 2006. Oxford). Podemos resumir esta revisión de la siguiente forma:

  • Los tratamientos que han demostrado una mayor eficacia en el tratamiento específico del estrés postraumático son los basados en procedimientos cognitivo-conductuales centrados en el trauma
  • Los tratamientos cognitivo-conductuales están orientados a la reducción de los síntomas de ansiedad y la incapacitación que producen y a otras alteraciones que acompañan al estrés postraumático.
  • Los tratamientos psicológicos no centrados en el trauma no reducen los síntomas de estrés postraumático tan significativamente.