Trastorno límite de la personalidad

Todos experimentamos momentos en que nuestro estado de ánimo fluctúa del desánimo al optimismo, en que valoramos negativamente nuestros méritos y capacidades, y en que nos sentimos aislados o poco comprendidos. Estas son respuestas emocionales normales en momentos difíciles de la vida y suelen desaparecer cuando las dificultades pasan. Sin embargo, hay personas que se caracterizan por presentar inestabilidad emocional de forma estable; de forma resumida, podríamos resumir sus características como:

  • Elevada vulnerabilidad emocional: son personas muy sensibles, con altibajos frecuentes en el estado de ánimo, con respuestas emocionales muy intensas que tardan mucho en aliviarse. Las personas de su entorno suelen considerarlos excesivamente pasionales, con relaciones muy intensas y tortuosas con los demás, o como personas explosivas, que se enfadan de forma colérica y pierden el control con facilidad.
  • Crisis intensas ante acontecimientos negativos: Ante las dificultades suelen sentirse muy decaídos y desesperanzados, experimentando con frecuencia ideación suicida, e incluso llegando a hacerse daño deliberadamente o a intentos reales de quitarse la vida.
  • Pasividad: Suelen ser personas que no afrontan sus problemas de forma activa; normalmente creen que no pueden hacer nada para resolver las dificultades y creen que son los demás los que deben afrontarlas.
  • Autoinvalidación: Tienen dificultades para reconocer y aceptar sus propias reacciones emocionales; con mucha frecuencia se sienten inseguros y culpables, llegando a sentirse enfadados consigo mismos y experimentando un intenso autorechazo.
  • Competencia personal aparente: Paradójicamente, hay momentos o periodos más o menos largos en que son personas eficaces, que se enfrentan con efectividad a su trabajo o a diversas cuestiones de su vida cotidiana; este contraste hace especialmente complicado que los que le rodean puedan entender su comportamiento. Normalmente, se quejan de la incomprensión de los demás.
  • Problemas asociados: Algunas de estas personas pueden presentar, además, problemas con la alimentación (p.e., anorexia, bulimia), y/o abuso de alcohol y otras drogas.

Las personas afectadas por este problema suelen haber seguido diversos tratamientos con diferentes profesionales con poco o ningún resultado. Con frecuencia lo abandonan de forma prematura, o es el propio profesional el que les deriva ante las dificultades para mejorar la situación.

 

Prevalencia y curso en la población de este trastorno

Se estima una prevalencia del 2% de la población general, llegando al 10% de los pacientes ambulatorios de salud mental y 20% entre pacientes psiquiátricos ingresados.

El trastorno tiende a  aparecer en el inicio de la edad adulta como un patrón de inestabilidad emocional crónica, con una tendencia elevada a la utilización de los servicios de salud mental. El deterioro y riesgo de suicidio son mayores en el inicio de la edad adulta desapareciendo progresivamente con la edad, aunque la tendencia a la inestabilidad (impulsividad, altibajos, relaciones intensas,…) persista toda la vida.

 

Síntomas característicos del Trastorno Límite de la Personalidad

Podemos resumir los síntomas fundamentales de la siguiente forma:

  • Miedo al abandono e intentos frenéticos para evitarlo.
  • Relaciones interpersonales inestables e intensas.
  • Sentimientos de vacío, y desorientación respecto a uno mismo y su vida en general.
  • Impulsividad (tendencia al juego, consumo de drogas, compras, atracones de comida, conducción temeraria, etc)
  • Amenazas suicidas y/o autolesiones (cortes, golpes, arañazos, etc)
  • Altibajos emocionales (p.ej., episodios de desánimo, irritabilidad,… que duran unas horas)
  • Ira intensa y dificultades para controlarla.
  • Suspicacia asociada a situaciones estresantes.

A los síntomas característicos del trastorno suelen asociarse otros problemas emocionales como la infravaloración de sí mismos, dificultades para consolidar relaciones de pareja y desestructuración familiar, etc.

 

Tratamiento psicológico

Afortunadamente, en los últimos años se han desarrollado nuevas técnicas técnicas terapéuticas que permiten abordar esta compleja problemática con mayor eficacia. Las personas que inician un tratamiento psicológico suelen experimentar mejorías durante el primer año de tratamiento. El tratamiento cognitivo-conductual es el primero en demostrar efectividad en los primeros ensayos controlados.

La terapia dialéctico-comportamental del grupo de investigación dirigido por la Prof. Marsha Linehan ha mostrado mayor efectividad frente a otro tipo de tratamientos. Este tipo de terapia, de forma muy resumida se basa en una serie de técnicas que facilitan que la persona entienda y acepte lo que le ocurre, que aprenda nuevas formas para enfrentarse a sus dificultades, para regular su comportamiento con los demás y para mejorar su autoestima. La terapia  también constituye un ámbito en que las pautas de interacción son similares a las del resto de dominios de la vida de quien padece este trastorno, por lo que requiere un enfoque diferente al de las terapias tradicionales. En este contexto, las respuestas emocionales también son intensas y con altibajos, lo que requiere una mayor flexibilidad por parte del terapeuta, y un enfoque en el que la validación emocional cobra especial énfasis. No es extraño escuchar frases como ‘he tenido que sufrir el doble que otros para conseguir estar aquí en este momento’, o ‘en determinados momentos el dolor emocional es tal, que necesito provocarme un dolor físico de tal intensidad que me permita soportarlo’.

De acuerdo a la Revisión De La Biblioteca Cochrane , Issue 3, 2006 sobre el tratamiento del trastorno límite de la personalidad y, considerando diferentes tipos de tratamiento psicológico,  parece que este tipo de terapia presenta mejores resultados