La característica fundamental de la fobia es el miedo persistente e intenso a situaciones concretas, y acercarse a la situación provoca respuestas de ansiedad claras, no atribuibles a otra causa. Quienes padecen alguna fobia refieren sentir un miedo excesivo y claramente irracional ante situaciones tales como entrar en un ascensor, estar junto al mar, estar en medio de una tormenta, permanecer en una habitación con la puerta cerrada, o en lugares altos, etc. Normalmente se temen las situaciones por peligros percibidos, como puede ser evitar un ascensor por miedo a quedarse encerrado, o a que el ascensor se precipite, o evitar viajar en avión por miedo a que el avión sufra un accidente. Algunas personas pueden sufrir ataques de pánico o crisis de angustia alguna vez en alguna de las situaciones fóbicas, lo que favorece que se añada el temor a perder el control o a una crisis de angustia cuando se aproxima a una situación fóbica, como puede ser al entrar en un avión, o esperando en el aeropuerto.
Las situaciones fóbicas varían mucho; pueden ser relacionadas con animales (perros, gatos, ratas,…), insectos (cucarachas, mariposas, hormigas,…), tormentas, truenos, agua, fobia a la sangre, túneles, puentes, ascensores, aviones, coche, lugares cerrados, u otras situaciones, como puede ser el miedo a ahogarse o atragantarse al comer. En muchos casos se produce una combinación de fobias a distintos objetos o situaciones.
En algunos casos, la fobia puede ser bastante limitante para una vida productiva. Por ejemplo, evitar conducir, o viajar en avión, puede producir un despido laboral o limitar las posibilidades de promoción profesional.
Prevalencia y curso en la población de este trastorno
Se estima que la prevalencia anual oscila entre el 4 y 8,8%, aunque varía dependiendo de la fobia de que se trate. Con la edad estos índices disminuyen. El miedo a determinadas situaciones suele aparecer en la infancia o adolescencia. A la fobia puede contribuir el haber vivido sucesos traumáticos, como accidentes, o respuestas de miedo en otros , por ejemplo, una reacción de terror de otra persona ante un perro. En la aparición de las fobias también influyen los miedos que se transmiten, como los emitidos por padres o medios de comunicación (miedos que hay que tener a ascensores, coche, etc). Las fobias que persisten durante la edad adulta es más difícil que remitan.
Síntomas característicos de las fobias específicas
Temor y ansiedad excesiva ante determinados objetos o situaciones, caracterizados por los siguientes síntomas:
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Miedo intenso y persistente ante determinadas situaciones o anticipaciones de las mismas.
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Las situaciones fóbicas se evitan o se soportan con gran malestar.
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Las situaciones fóbicas, su evitación o anticipación interfieren en la actividad cotidiana.
No es extraño que además se presente sintomatología depresiva asociada a las preocupaciones, y otros, tales como dolores de cabeza o colon irritable. Las preocupaciones interfieren en el funcionamiento cotidiano (trabajo, relaciones interpersonales, etc) y provocan malestar significativo.
Tratamiento psicológico de las fobias específicas
Los aspectos más importantes del tratamiento psicológico son los siguientes:
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Tras la identificación de comportamientos u otras respuestas que se manifiestan ante la situación fóbica, y de situaciones que se tiende a evitar, se desarrolla un modelo explicativo de las razones por las que ha resultado imposible superar el problema.
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Discusión y reelaboración de temores relacionados con las situaciones fóbicas
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Aprendizaje de estrategias de afrontamiento (relajación, entrenamiento respiratorio, autoinstrucciones terapéuticas,…)
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Acercamiento progresivo a las situaciones, de acuerdo a una escala acordada con un profesional, acompañado o no por el psicólogo clínico u otra persona de apoyo.