Obsesiones o ‘manías’

El trastorno obsesivo es uno de los trastornos de ansiedad que más perturbación e interferencia genera en las personas que lo padecen. Consiste en la presencia de pensamientos, imágenes e impulsos repetitivos e intrusos que son considerados inaceptables e inapropiados por quien los presenta, llegando a considerar su contenido fuera de su control, lo que produce una intensa ansiedad y malestar, y llegan a afectar al 2,5% de la población a lo largo de su vida En muchos casos es necesario llevar a cabo acciones para neutralizar la ansiedad que producen los pensamientos, lo que provoca una pérdida de tiempo considerable y una interferencia significativa en la rutina diaria. Los contenidos más frecuentes se relacionan con ideas de contaminación (por ejemplo, creer que después de tocar los asideros en autobuses públicos puede contraerse una enfermedad, miedo al contagio de enfermedades por el uso de servicios públicos, miedo a contaminar al desechar objetos tales como pilas o baterías, etc), dudas repetitivas (por ej., preguntarse si ha cerrado la puerta del coche, si ha cerrado la llave del gas, si ha apagado las luces de casa, si se ha saltado un semáforo en rojo mientras conducía, si el trabajo realizado puede tener errores, etc), ideas impulsivas relacionadas con agresiones (pensar en clavar u cuchillo a alguien cercano, agredir a un hijo), necesidad de disponer las cosas en un orden determinado, o pensamientos o imágenes sexuales. Como ya se ha comentado, quien sufre este problema emocional intenta suprimir e ignorar sus pensamientos obsesivos y neutralizarlos mediante acciones concretas, las que denominamos como compulsiones. Estas se caracterizan por ser comportamientos recurrentes (por ej., lavarse las manos, lavar con excesiva frecuencia la ropa, buscar sin cesar contenedores donde deshacerse de baterías o pilas, o comprobaciones, como preguntar a un vendedor los lugares apropiados para deshacerse de pilas agotadas cuando ya se disponía de la información previamente) o actos mentales (p.ej., contar, rezar, repetir frases o palabras, etc) con la necesidad de disminuir la ansiedad o malestar, y resultan muy molestas a quien las padece. Las personas que acuden a un psicólogo especializado lo suelen hacer cuando el problema ya tiene un impacto significativo en las relaciones con familiares y/o en el trabajo.

Los tratamientos psicológicos de que disponemos ayudan a recuperarse de este problema emocional, al menos al 75% de personas afectadas. El tratamiento se centra en el afrontamiento de los temores del paciente relacionados con las obsesiones y compulsiones mediante técnicas cognitivas y conductuales específicas. Es importante que quien sufre este problema sea consciente de los sesgos que introduce en la valoraciones sobre sus preocupaciones obsesivas que le producen tanto malestar y ansiedad, del mismo modo que enfrentarse a los miedos y preocupaciones de forma alternativa, con el fin de que la ansiedad y el nivel de preocupación disminuyan.

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Levante, enero 2006
Angeles Berlanga Adell
Psicóloga Clínica y Diplomada en Estudios Avanzados
Instituto Valenciano de Psicología